Es difícil encontrar una opinión sobre Pinochet que no se mezcle con la pasión, la emoción, los sentimientos, tanto a favor como en contra de su legado, de sus aciertos y errores, y quizás se debe en parte a lo que él mismo buscó en su vida; el poder, la gloria, admiración y quedar enmarcado como uno de los héroes, de los próceres de Chile.
Sin embargo, existen hechos indesmentibles con respecto a sus actos, que sin duda manchan el nombre y la imagen de estadista que tan afanosamente procuró forjar.
No es coincidencia, entonces, que Pincohet muriera justo en el Día Internacional de los Derechos Humanos. Una suerte de justicia... mmm... no sé bien la otra palabra... ¿Divina? ¿celestial? ¿natural? ¿casual?, bueno, como sea este señor nunca pasó un sólo día en la cárcel, y siempre logró burlarse de la justicia, ya sea amparado por sus abogados, sus oportunos problemas de salud, sus poderosos contactos en la política, y así otras tantas razones.
A un año de la muerte del ex-dictador veo que Chile ha ido dejando lentamente atrás una etapa oscura, de un hombre dispuesto a todo, literalmente a todo, en pro de sus intereses personales, económicos y familiares.
Pareciera que hoy en día Pinochet ya es parte del pasado, e incluso quienes fueron sus partidarios en su tiempo ya no desgarran vestimentas en apoyo al General. Claro, no es conveniente desde un punto de vista de objetivos electorales y de partidos mostrarse a favor de un hombre que en el último tiempo había sido desnudado de sus turbios negocios, cuentas bancarias, fraudes, y tantas otras cosas, que quizás nunca se lleguen a saber con certeza.
Pareciera que hoy en día es más provechoso conciliar un poco las posturas, y así surgen hechos impensados hasta hace algunos años, como figuras de la Derecha hablando a favor de Bachelet, o personas de la Concertación votando en conjunto con la Alianza.
Pero no nos engañemos. En todo esto hay mucho de oportunismo y conveniencia propia. Y la gente se da cuenta y es por ello que en las encuentas sigue cayendo el porcentaje de personas que se interesa en la política. Todavía hay mucha basura que sacar debajo de la alfombra, y con la muerte de Pinochet no necesariamente terminaron los conflictos y peleas políticas y ciudadanas. Más bien tomaron una forma más encubierta.
Personalmente creo que el legado de Pinochet va a ser visto de forma cada vez menos pasional y más objetiva, con el correr del tiempo; aunque espero que ello no signifique hacer borrón y cuenta nueva. Lamentablemente cuesta mucho aprender de los errores, pese a que la Historia se desvela y nos grita fuerte para que no volvamos a cometerlos. Por ello, es bueno cada tanto hacernos una revisión, un chequeo personal para poder darnos cuenta en qué estamos acertando y en qué estamos fallando; pese a que en su momento el nuevo diagnóstico nos pueda golpear y doler fuerte.
2 comentarios:
La verdad hermanito es que las cosas hablan por sí solas.
A un año de la muerte, muchos de nosotros (incluyéndome) ni siquiera nos acordábamos del día exacto, sólo tenía el vago recuerdo que fue en diciembre.
¿que quiero decir con esto?. Que la figura de Pinochet, quien por décadas a dividido profundamente a una nación, a pasado a la muerte. Ya pocos toman en cuenta a Pinochet, es así los escuetos homenajes a favor y en contra a un año de la muerte.
Pienso que eso es bueno, ya que por fin el país mire hacia adelante, y quizás se den cuenta que tanto odio, rabia, rencor, frustración, etc tiene que algún día pasar sí o sí. No se puede VIVIR con ello toda la VIDA.
Me alegro, de verdad, que esté pasando esto, que a un año pocos se acuerden.
Un abrazo y te quiero mucho !!!
Hola, Felipe. Bakan que hayas pasado por el blog. Y es razonable lo que dices en tu post. Se fue y ya no figura en las retinas igual que antes. Aunque eso igual es algo natural con cualquier partida de alguien, no?
Lo que a mí más me llamó la atención en su último tramo de vida, fue ver cómo sus seguidores, que jamás habían manifestado ningún reapro por la cantidad de muertes y abusos que se le achacan, ahora sí tuvieron que tragarse la humillación que sí les provocaba verlo como un ladrón.
Ahí tienes tu una curiosidad. Como asesino a ellos ni les importaba. Pero como ladrón no pudieron si no admitir que tenía las mismas prácticas de cualquier dictador de cualquier bando político en Latinoamérica. No era más que otro ladrón bananero.
Mucha suerte y seguiré pasando más seguido. Había estado un poco alejado. Saludos a ponky, por supuesto.
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