lunes, julio 30, 2007

Los Sentimientos

En el país más allá de los límites de nombres y fronteras, de discursos políticos, vivían los sentimientos, sensaciones, emociones. Formaban interesantes parejas que a veces no podían ni siquiera mirarse porque se fundían en algo superior o se derretían en pedacitos. Ese país era extraño, porque debido a los poderosos designios, los habitantes estaban agrupados en aquellos que el Sol siempre entibiaba sus tareas y los que la Noche oscurecía aún más sus pensamientos.
El Ahogo vivía en esa región, región que todos los del norte soleado querían evitar visitar. Andaba acompañado de sus amigas Tristeza y Angustia, y no sabía que hacer: - Lo mío siempre daña a otros, mi esencia es sofocar, robar el aire, asfixiar los sueños... me gustaría poder salir de este designio fatal ... - Tristeza sólo cerraba los ojos y agachaba sus ideas, mientras que Angustia pensaba sudorosamente como ayudar al Ahogo.

Un día Angustia tuvo una idea. Se disfrazó con la ayuda de las máscaras y ropas de Mentira y fue al norte, donde brillaba el sol. Recorrió paisajes en los que la Alegría construía sin cesar, Felicidad abrazaba a todos a su paso, hasta que se econtró con Sabiduría y ésta extendió sus manos para tocarla. Tal era el disfraz que Mentira había fabricado, que aun ella no pudo reconocer lo que había tras las ropas. Angustia, ahora maquillada como Esperanza, pidió consejos para enviar a alguien del sur hablar con el Supremo, el Destino que gobernaba a todos en el país, pese a nunca haber sido elegido. Sabiduría se quedó pensando, nunca antes alguien había querido enfrentar en una conversación al Destino, pero accedió a conseguir una cita con el Gobernante.
Volvió Angustia apresurada en sus imágenes mentales a su región nocturna y le contó a Ahogo su experiencia. Ahogo se sintió abismado y desconcertado por el hecho de que iba a ser el primero en hablar con Destino en años, pero aceptó el encuentro.
Ahora fue el Engaño quien vistió con sus mejores trucos al nervioso Ahogo para poder entrar al Norte siempre luminoso, y en la cumbre del Palacio Imperial tocó las puertas casi perernemente cerradas. Allí vió por primera vez la cara del Destino, pero no era lo que había pensado, y su pavor fue tal que no pudo creer su mirar... ¡¡¡Destino tenía el rostro del Ahogo!!!!
Luego de un extraño silencio, el Ahogo habló como si estuviese frente a un espejo. -Toda mi vida he querido amar a alguien, pero no he podido, mi hermano Miedo no me ha dejado nunca -. El Destino con su boata pomposidad contestó: - Esa es tu escencia, debes aceptarla tal como es -. El abismado Ahogo ya no podía contener las palabras, pero se las estaba tragando mansamente, hasta que decidió romper con su pasado de frialdad al contacto y abrazó fuertemente a su Monarca. Éste comenzó a palidecer y lentamente cayó en un sueño del que no volvió a ver la realidad. En ese momento hubo una confusión total en las regiones del país, y muchos huyeron a otras partes nunca antes visitadas, hasta que hubo la primera noche en la región meridional y se asomaron los primeros indicios de sol en el sur.
Fue entonces que Sabiduría tomó el poder democráticamente y ahora los sentimientos que antes vivían separados por el muro de la dicotomía, se encontraban juntos, con espacio suficiente para crecer y ayudarse, y a los que antes les fue negada la noche pudieron ver por primera ver el esplendor de la luna y los ojos brillantes del cielo vestido de como de gala; y los que nunca habían podido sentir el calor de sol, disfrutaron con el celeste armonioso del cielo, y vieron que éste podía tener más de un color a medida que el sol dejaba que la luna viajara nuevamente al sur.

Fue así que los sentimientos, emociones, y sensaciones pudieron pasar por las estaciones de los días y horas. Aprendieron a convivir juntos.

viernes, julio 20, 2007

La Historia sigue siendo la misma...

Una vez más nos quedamos ahí, a las puertas de la gloria, a punto de pasar a la final de un mundial, pero no pudimos, y la historia se repite, una vez más.
No hay caso. Chile nunca ha podido jugar una final de un mundial, sea cual sea la categoría de éste, y podemos esgrimir múltiples conjeturas, teorías explicatorias, excusas, palabras de consuelo, pero a la hora de ver el rendimiento de un equipo o de una selección, valen más las estadísticas y los números, los torneos ganados, y en eso Chile presenta un vergonzoso vacío absoluto, hablando del fútbol.
Esta vez, en el Mundial de Fútbol Sub-20 de Canadá, la historia parecía diferente. Había algo en el ambiente, en el grupo de talentosos jugadores jóvenes, algo que indicaba que esta vez sí iba a ser la vez de levantar el trofeo y decir ¡Somos Campeones mundiales!. Claro, todo ello se había visto abalado por los resultados, la sorprendente marca de 480 minutos con el arco invicto de Toselli, llegando a la Semifinal del Torneo sin recibir un solo gol. Pero allí estuvo la historia, presente, golpeando fuerte y bajo, enrostrándonos un rival que supo aprovechar las desconcentraciones defensivas y temperamentales, sacándonos en cara, una vez más, la superioridad incuestionable ante Chile: Hablo de la selección de Argentina, a la que le bastó un gol y una expulsión de un chileno (Gary Medel) para avanzar a la final; y digo esto (pese a que el marcador final fue de 3x0 y hubo dos expulsiones chilenas) ya que el gol y la expulsión a los 15 minutos del primer tiempo condicionó el resto del partido. Claro, tampoco puedo dejar pasar los tristes y reprochables incidentes de la policía canadiense golpeando y reprimiendo brutalmente a los jugadores, pero eso ya es otro tema.
Y es que la historia sigue siendo la misma para el fútbol chileno. Probablemente se reconozca el esfuerzo, el corazón rojo, la garra, el no rendirse y seguir luchando ante la adversidad, todo lo cual merece el debido reconocimiento, pero que; sin embargo, no cambia la cara de los hechos.
¿Cuándo será la ocasión en que Chile dispute y gane una final de un Mundial de fútbol?
En los últimos años Chile ha tenido logros que parecían impensados, como las dos medallas de oro en Tenis en Atenas 2004, y el logro del Campeonato Mundial de Jockey sobre patines, disputado en Chile en el 2006; pero en el fútbol parece que el destino está sellado desde hace mucho tiempo.
Ha habido muchos cambios de directiva, de jugadores, de técnicos, y nada parece taparle la risa a los años y la estadística que da rabia.

Quizás, nunca Chile salga campeón mundial… No lo sé… sólo tengo 27 años… Mas si en muchos más años de los que tengo no se ha ganado ni un campeonato…
Bueno, por ahora me voy a quedar con una frase hecha: “Hay que seguir trabajando”.

viernes, julio 06, 2007

Obra de Arte

-¡Aquí estoy! ¡Llévenme a su casa! ¡Cómprenme!-

En vano grita en silencio la escultura más hermosa, la más singular de entre todas, La escultura del Museo de Arte, que por su fama y renombre se ecuentra aislada tras paredes de robusto vidrio, manteniendo algunos metros de distancia con los visitantes.
En vano grita. Nadie puede escucharla, ya que la distancia es una medida impuesta por el Museo y los que saben de Arte, que nos cuentan que para poder apreciar este trabajo debemos guardar varios pasos. Si nos acercamos mucho se pierde la perspectiva, la pieza cambia, se ven otras cosas, y de acuerdo a su parecer, prácticamente se extravía la hermosura, la maravilla de la misma obra apreciada como se debe.
Y grita y llora en silencio, porque nadie, absolutamente nadie sabe apreciarla de cerca, íntima, próxima, para conocerla tal cual ella es. La gente la admira de lejos, lejana, a donde no llega el abrazo.

martes, julio 03, 2007

La imprecisión y el lenguaje

Si hay algo realmente impresionante, y que la mayoría de las veces pasa inadvertida, es la imprecisión del día a día para decir, comunicar, dar información, datos, y un largo etcétera que es bien conocido por todos. No sé si será una característica típica de Chile y de los chilenos, pero la cosa es que me ha tocado vivenciar en este tiempo que llevo en La Unión, una serie de términos y expresiones que hacen que el lenguaje necesite de “extras” para ser más preciso: “Más allacito”, “Al pasito”… me imagino qué pensarían los latinos de otros países con estas palabras, y como dije anteriormente, es impresionante, no en un sentido positivo, cómo algo que necesita de unas pocas palabras para ser exacto, es disuelto en un acuoso medio de frases y comentarios vagos, que poco importan al que busca información. Así, ante una pregunta tan simple como “¿Hace cuánto tiempo está enfermo?”, cabe una respuesta como “dos días, una semana”, pero no. La respuesta suele ser “Hace tiempo”, y lo mismo con otros datos que uno, como profesional de la salud, pregunta con respecto a medicamentos (responden “me tomo una pastilla azul…”, en vez de precisar el nombre del fármaco), nombres de personas (“me atendió un doctor rucio”…), y por supuesto, direcciones (“allá en la esquina, al frente de… al lado de…”). Y allí es que entran todos los extras del lenguaje, como gestos, preguntas, palabras tangenciales, entre otros.

Ahora bien, pienso que el lenguaje, la forma y su contenido, reflejan la cultura de una persona, de un pueblo, de una sociedad, y en cuanto a Chile, quizás muestre y ejemplifique la idiosincrasia chilensis, eso que todo funcione a medias, dejar las cosas para última hora, sacar la vuelta y hablar raro.
Pero en todo este análisis bien caben más personas, incluyéndome, porque (no sé bien por qué) también recurro a las imprecisiones, en momentos como dar una dirección, incluso la de un amigo. Cuántos de nosotros tenemos buenos y viejos amigos, de los cuales conocemos de sobra sus casas, dormitorios, y sin embargo, no sabemos el número ni/o la calle donde viven… simplemente llegamos allá y compartimos un rato.
Sin embargo, tampoco se puede achacar toda la responsabilidad a un solo componente. Muy cierto es que también influye el lenguaje, el idioma en sí, y hay idiomas bastante más precisos y exactos que nuestro español, en donde no queda espacio para ambigüedades como el “su” (de él, de ella, usted, ustedes, ellos o ellas) o el “hay que”, “dicen”, “te llaman” (cuando en realidad es una persona que llama), etc.

Me pregunto si pasará lo mismo en otras partes con respecto a la imprecisión. Lo cierto es que sucede, pero no me voy a quedar con la excusa ni pretexto de así somos. Son elementos y situaciones que, una vez vistos y reconocidos, se pueden trabajar, cambiar y mejorar. Al menos, esa es mi intención al escribir sobre este tema.