domingo, noviembre 25, 2007

La espalda


Es lo opuesto, lo contrario al rostro, a la cara que mira, y es por eso que esta parte del cuerpo es usada para reflejar lo antónimo a la transparencia, la claridad, lo que se hace a viva voz, no en secreto, “a espaldas”.
Lo cierto es que la espalda, ya sin la connotación anterior, es la parte del cuerpo en donde se aloja la columna y la médula espinal, es decir, la base, el sustento para que las extremidades puedan funcionar adecuadamente, guardando ese “algo” de misterio y belleza, tantas veces captado por los artistas en sus obras.
Entonces, por un lado tenemos a una figura que da pie al engaño, a la cortina sentimental, a la finta emocional, y por otro lado nos hallamos frente al marco protector y curvilíneo (en mayor o menor medida, depende…) del ser humano, y allí podemos ver la singular contradicción de un mismo elemento tomado en sentido figurado y literal, o también corporal. Y no deja de ser llamativo que esto se de en el hombre, quien es (quizás) la más grande de las contradicciones, en donde prácticamente todo lo imaginable e inimaginable puede convivir.


Pero quedémonos con el primer sentido, el simbólico, figurado, el de la espalda como lo contrario a la cara que mira, y es por eso, por la ausencia de vigilancia, que da pie para hacer cosas que no se harían de frente, por miedo. Sí, miedo a enfrentarse con una situación desagradable, molestosa; miedo a trastocar radicalmente la confianza (más o menos sincera) del otro; miedo a ser desenmascarados, despojados de las intenciones y planes secretos; miedo a materializar otros miedos que se generan por hacer las cosas a escondidas, teniendo siempre presente la posibilidad y probabilidad que algo pueda suceder con todo esto…
Pero a veces esas situaciones en donde aflora la verdad y la honestidad son necesarias, aunque duela decir esas cosas, porque al fin y al cabo, no se puede construir sobre cimientos en mal estado, de esos que día a día se agrietan y oxidan, y que claman por una renovación profunda, aunque muchas veces nosotros, arquitectos, constructores, maestros, etc; no nos damos cuenta o no queremos darnos cuenta de ello.

viernes, noviembre 02, 2007

El funeral



Mucha gente asistió al funeral de Sofía Retamal, una apreciada y reconocida, aunque no siempre querida, periodista y conductora de televisión. Entre los asistentes se pudo ver a familiares directos, vecinos, curiosos, ociosos, compañeros de trabajo, rostros y personajes públicos, incluso concurrieron políticos y artistas, además de las personas encargadas de oficiar la misa de descanso para Sofía. También hubo momento para los homenajes y palabras finales por parte de su hijo, de una antigua colega y de un senador. Lo curioso de todo, es que los discursos fueron dispares, incongruentes entre sí. Mientras el hijo habló de una madre ejemplar, devota de su familia, el senador manifestó su preocupación por la forma en que Sofía había educado a su descendencia; la periodista comentó en profundidad sobre los estudios en Europa de su colega, al tiempo en que el hijo lamentó que su madre no haya podido conocer más que su país (Chile) y Sudamérica.
No es de extrañar, entonces, el alboroto medianamente silencioso que se extendió entre los presentes, mezclándose la impotencia, el asombro natural y ensayado, el cruce ansioso de miradas y rumores, la respiración agitada y el nerviosismo, mientras el sacerdote al tanto de la complicada situación, invitó a todos a sentarse para concluir la ceremonia.
Al finalizar la misa, todas las personas se dirigieron al cementerio, en grupos diversos, con mayor holgura para expresar comentarios y opiniones acerca de la vida y sucesos de Sofía, algunos con fe sordomuda, otros reconociendo incertidumbre y nociones erradas.

Ya en el cementerio La Memoria Sofía fue sepultada lentamente, y la gente depositó muchas flores y algunos pedazos de papel con dedicatorias, preguntas y despedidas sobre su tumba. Pero las flores habían cambiado mucho ese día, gracias a llamadas urgentes a la florería, colores de último momento, pétalos deshojados, otras flores engrosando el ramo original, incluso algunas flores encontraron un triste destino en la basura. Y toda la gente abandonó el cementerio. Todos excepto Sofía.