viernes, mayo 30, 2008

Amigos (Parte II)



Gracias al desarrollo de la tecnología en las comunicaciones e informática, es posible estar en contacto con personas distanciadas por ciudades, países, meses, años, y las listas de amigos en los contactos del teléfono celular, agenda, sitios virtuales, crece y crece; a modo de colección de personas que a lo mejor sólo se conocen de saludos y salidas, o que quizás fueron buenos amigos en el pasado, alguna vez, pero el tiempo se encargó de separar sus caminos. Francamente, yo veo la situación de un amigo o una amiga de otra forma. El amigo es como un hermano, un padre, un hijo que no ha nacido en la misma familia, pero que se puede contar como si tuviese algún lazo sanguíneo, fraterno, franco, verdadero, que está allí, como se dice, en las buenas y en las malas, y quizás con especiala poyo en los momentos difíciles; porque cuando las cosas van bien, entre risas y buena onda, no nos cuesta vernos rodeados de gente pasando un buen rato con nosotros, pero la vida va y viene, y entre sus múltiples altibajos, nos vemosen una derrota, una pelea, una discusión, una pena, una rabia, una espina clavada, y vemos que entre la listade los contactos de amistades podemos contar con algunas personas... Esas personas que han vivido a nuestro lado momentos importantes, vergonzosos, divertidos, tontos, asombrosos, trascendentes, de confesiones y secretos, de escuchar y hablar; esas personas que conocen de sobra nuestros gestos, que saben de nuestras broncas y mañas, que se mofan sin mala intención de nuestros defectos, que hasta podrían apostar cómo reaccionaríamos en una situación en particular, que se alegran de que estemos alegres, porque son parte de nuestras vidas y nosotros de las suyas. Pero se suele usar esta palabra en un sentido amplio, poco preciso, en donde hay lugar para un "conocido", "conocido simpático", "pretendiente", "compañero de aventuras eróticas", "colega al que puedo usar para sacar provecho o pedir favores", "rival", "acompañante"... Afortunadamente, para disipar dudas, podemos atenernos a la palabra en sí, amigo... del latín “amicus”, y anteriormente, “anima custos”, o sea, aquel que vela, que cuida el alma del otro. Espero que para las personas que me conocen bien yo sea un acérrimo y leal cuidador, y agradezco la fidelidad, la constancia, la entereza de mis propios cuidadores; y vayan esos mismos sentimientos para los lectores y sus amigos.

jueves, mayo 29, 2008

Amigos (Parte I)

"Han pasado algunas semanas desde que conozco a esa persona, y lo que siento hacia ella es muy fuerte, tanto que las palabras quedan como intrusas para poder describirlo. He notado que hay cierta química, intercambiamos miradas cuidadosamente casuales, diálogos ligeros, pero ya me estoy cansando de este juego... de pretender que somos amigos, cuando en realidad no es amistad exactamente lo que quiero... pero, ¿hasta cuándo será bueno seguir con esto y cuándo ir más allá? Claro a ella le gusta el juego, se siente interesante, sabe de mis intenciones por más que he tratado de vestirlas de amistad, pero no va a dar su brazo a torcer... porque después de todo este juego es como una competencia romántica, un encuentro de coqueteos, de vaivén senti-mental...¿Por qué llamar amistad a algo que, quizás, sólo se siente en forma unilateral? en una de esas, la otra persona tampoco quiere ser mi amiga... entonces, esta amistad es más bien un terreno neutral provisorio desde el cual mover las piezas, ¿o acaso llamamos a este tipo de relación, en continuo potencial de llegar a algo diferente, amistad porque no hay otra palabra por mientras? amigos ... ¿por mientras? tampoco se trata de un amigo instantáneo, de esos que se hacen al son de una cervecita o una buena piscola, y que después se cambian por otros amigos de ocasión, al por mayor, de remate... no... esto es diferente... en realidad, diferente a lo que quiero... pero paso a paso... por ahora, soy un amigo de reserva, de esos que están allí para cuando la otra persona decida no prestarle atención a ESE otro... "

sábado, mayo 24, 2008

Un respiro profundo

Es otoño y hace frío afuera, y acá adentro también, bien adentro, desde donde escribo estas líneas; aquí, donde no alcanza el abrigo de un fuego lento y seguro; ahí donde siento un dolor obeso abriéndose paso, botando los recuerdos, castigando la mirada, avergonzando la voz, fatigando el pecho. Ese dolor espeso, que nace de una alegría que pudo ser y no fue; que fluye del espejismo de una sonrisa que se quedó en el ensayo, en el bosquejo fallido.

Sé que no falta mucho para el lluvioso invierno, pero me pregunto... ¿cuándo vendrá la primavera?