El revolucionario, el contestatario, como le gustaba hacerse llamar, está a punto de terminar con todas sus luchas, todos los combates que ha encabezado en el nombre de la justicia y los derechos del pueblo. Esta es la última lucha. Queda poco. La senda ha sido larga y compleja, pero ya se vislumbra el nuevo horizonte para él y los suyos. Libertad y justicia sin distinción... Y si la batalla termina, ¿ahora qué?. ¿No más paros, huelgas ni protestas? ¿Establecerse, sentar cabeza, acomodarse sin contestar, sin reclamar? ¿Ser mayoría, no minoría?
sábado, marzo 29, 2008
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1 comentario:
a proposito del joven delicuente...... ojala se acabe toda esa estupides de resentidos sociales que destruyen el pais y no sirven para nada ....
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