lunes, diciembre 31, 2007

Chao 2007

Y de a poco, quizás sin darme cuenta en demasía, este 2007 fue transformándose en un recuerdo, o mejor dicho, de muchos recuerdos, siendo uno de los años más importantes y trascendentes para mí.
Mirándolo de forma que los hechos predominen, debo decir que este año fue un año de muchos cambios, quizás el más movido que he tenido en mucho tiempo, y es que atrás quedó la etapa del estudio en un colegio o universidad, y debí hacer las maletas y emigrar al sur, en busca de trabajo. La decisión no fue difícil, ya que desde mis períodos de internado en el 2006 que sabía que debía intentar algo así, ya que el campo laboral está jodido para muchas personas, incluyendo a los kinesiólogos en la zona central; pero lo que sí fue difícil fue adaptarme a una nueva vida, lejos de la casa, familia y los amigos en Viña del Mar; mucho más cerca de la soledad y nuevos desafíos.
Así fue que en abril llegué a La Unión, un pueblo (o ciudad pequeña, no quiero ofender a nadie...) en la Región de los Ríos del cual nunca había oído hablar, y que pese a todo, estuve viviendo 5 meses entre sus calles y lugares.
Ahora que lo miro con calma, fue un tiempo especial, dado el hecho de ser mi primer trabajo y también por conocer gente nueva, muy amena, con las que compartí inolvidables momentos en el Consultorio de la ciudad, y también en la casa en donde viví; la de Don Aurelio Guzmán & la Señora Chela.
No obstante, pasé por muchos momentos difíciles, especialmente entre junio-julio, debido al frío, la claustrofobia laboral que sentía en mi lugar de trabajo, algunos problemas personales y sentimentales, todo lo cual me llevó a buscar otra pega, en una ciudad más grande, con mayores posibilidades culturales, de recreación, en un trabajo en el que me sintiera más realizado como profesional.
Fue así que en agosto, gracias al dato de mi colega y amigo Gabriel, quedé en el Hospital de Puerto Montt, comenzando a trabajar desde septiembre y hasta el día de hoy sigo allí... Bueno, hoy tuve día administrativo...

Y este trabajo, creo que hasta la primera semana de diciembre, fue exactamente el polo opuesto al del Consultorio: En La Unión me gustaba el ambiente de trabajo, el compartir con las matronas, enfermeras, doctores, ténicos paramédicos, administrativos, etc; pero no gustaba del trabajo en sí (kinesiología respiratoria); en cambio en el Hospital me gustaba y me gusta más el trabajo en sí (rehabilitación física, traumatología), pero el ambiente humano fue muy complicado para mí, logrando un contraste difícil de llevar mental y emocionalmente hablando.
Por ello, cada vez que tuve la ocasión en todos estos meses de trabajo, viajé a Viña del Mar, a estar con mi familia, a recorrer sus calles y locales, a tomar algo, como queriendo reencontrar una parte de mí dejada atrás. También viajé mucho a otras ciudades, ya sea como turista (Osorno, Valdivia), o a visitar amigos y familia (Concepción, Puerto Montt).

Si tuviera que escoger un mes en particular entre los 12 vividos, me quedo con diciembre, un mes realmente excepcional para mí, en donde pude conversar francamente con algunas personas en el trabajo, y desde ese entonces el clima laboral ha mejorado mucho, sintiéndome más a gusto y tranquilo en mi pega; el mes en que me reencontré con muchas personas, con Gabriela, una colega y ex-compañera de la UNAB; con mi hermana Marcia, con mi cuñado James, con ex-compañeros del colegio, como Marcela, Karla, Daniela & Nelson, y también un mes en el que he disfrutando de un clima soleado y cálido en Puerto Varas, perimitiéndome salir, tomar fotos, en pocas palabras, disfrutar del aire libre.

Sé que quedan muchas cosas en el tintero por decir, que no es fácil resumir en pocas líneas tantas emociones, sensaciones, experiencias vividas y transcurridas en este año, un año de grandes cambios personales y que ahora miro con agradecimiento por lo que me ha dejado; por lo que me ha hecho crecer como ser humano y profesional, y que espero que todo esto sea una especie de semilla que dará sus frutos el 2008.

Quisiera saludar y estrechar la mano de tanta gente con la que compartí este año, pero la lista es muy larga! Ojalá no se enoje nadie si su nombre no aparece aquí:
Muchos abrazos a Soledad, Juan Carlos, Eduardo, Marcia, James, Mauricio, Pamela, Antonia, Juan Ramón, Juan Pablo, Roberto, Valentina, la "mami", a mi familia en general; a los colegas Leonardo, Jeannette, Gabriel, Viviana, Verónica, Pamela, Gabriela, Rodrigo, Víctor; a los compañeros y ex-compañeros de trabajo Javier, Ignacio, Cristian, Jocelyn, Marlys, Mirtha, Pamela, Patricia, Ana María, Clara, Cristina, Natalia, Susan, Andrea, Darling, Liliana, Hilda, Sra. Yolita, Sra. Nenita, Eloína, Eugenia, Alberto, Juan Carlos ("40"), Jorge, Marta, Paulina, Carol, Francisco, Gisela, Sara; un saludo muy especial a Don Aurelio & Sra. Chela, Ana María & Carlos, que me arrendaron sus espacios; y a los amigos incondicionales; Pablo, Rodrigo, Juan Antonio, Flor, Sebastián, Andrea, Alexandre, Daniela, Karina, Francesca, Rigoberto, Claudia, Marcela, Jorge...

A todos ellos, a todos ustedes, a todos nosotros, ¡Un feliz 2008 y adiós 2007!

martes, diciembre 25, 2007

¡Feliz Navidad!

Hoy es 25 de diciembre, el día escogido por alguien o algunos para festejar la Navidad, es decir, el nacimiento de Jesús, hace muchos años atrás en el Medio Oriente; y pese a ser una fiesta más o menos universal, para cada familia, para cada persona que la festeja, la vive, la recuerda o la trata de olvidar, tiene un significado diferente. Para mí tiene un profundo sentido de cariño, de sincera y abnegada dedicación vertida en regalos cuidadosamente pensados y escogidos para lograr una sonrisa, un respiro hondo de asombro, unos ojos abiertos y brillantes... Y es por eso que para este año la Navidad no se vislumbraba muy alentadora, personalmente hablando, ya que sería la primera Navidad viviendo solo, lejos de la familia y los amigos de la Quinta Región; y por ello no me había entusiasmado, hasta que una llamada telefónica de mi madre cambió la situación, y la de ayer en la velada nocturna fue una Navidad inolvidable. Luego de nuestra tradicional Cena vegetariana nos preparamos para abrir los regalos, que tanto tiempo demandaron en ser envueltos, especialmente los de Marcia para nosotros. Y en la habitación en donde estoy hospedado comenzamos a descrifrar el misterio, el fabuloso enigma de los paquetes y cajas envueltos.


Creo que lo más hermoso de esto de la Navidad es el dedicarse a pensar con todo el cariño en los demás, en las personas que uno quiere, e ir realizando bosquejos mentales de qué cosas podrían gustarle y/o servirle al familiar, al amigo, haciendo un notable esfuerzo de empatía, y con ello no sólo me refiero a los regalos, sino también a las palabras, los gestos, las miradas, a todo el ambiente que uno vive, aunque claro, como dije en un principio, cada uno tiene diversas opiniones y vivencias de la Navidad.
En mi caso, el mejor regalo que pude haber tenido fue el compartir con mi familia acá en Puerto Varas, el poder conversar, reír, escuchar, comer juntos después de mucho tiempo. Eso es algo imborrable y que para mí quedará como uno de los mejores momentos de este año que comienza a despedirse. Ojalá que para ustedes también haya sido similar. ¡Felicidades!



sábado, diciembre 22, 2007

Viernes 21 de diciembre: El reencuentro

Dicen que el tiempo pasa volando y que uno no se da cuenta y ya han transcurrido los días, meses y años, y la vida sigue avanzando...
En mi caso puedo decir que ha sido así durante este 2007, aunque en ocasiones los minutos han transcurrido muy lentamente, y así me sucedió este viernes en la tarde, a eso de las 15.30 horas, cuando me senté a descansar y esperar que llegara la hora acordada, las 16.00 horas, para juntarme con parte de mi familia a la salida de mi trabajo, en el hospital de Puerto Montt.
Y cuando finalicé de atender pacientes en Traumatología, me senté, y ví como el tic-toc del reloj se hacía tensamente lento... Sentí una serie de emociones revolviéndose en mí, de forma desordenada, adolescente, infantil, adulta, y es que hacía más de un año que no compartía al mismo tiempo con mi hermana, mi hermano y mi madre.
A decir verdad la noticia de su venida acá a Puerto Varas a pasar la Navidad conmigo iba a ser una sorpresa, pero debido a que mi estado de ánimo había estado bajo últimamente, mi madre decidió "echar a perder" la sorpresa, y darme una gran alegría al anunciar lo que se vendría...

Tan nervioso y ansioso estaba que comencé a caminar, vagar por los pasillos del hospital. En eso, me topé con una enfermera y conversamos un rato, ya con mi garganta algo más seca y apretada, cuando suena mi teléfono, y sí!!!!!!!! Es Marcia!!!! Mi hermana!!! Y unos 15-20 minutos después de esa llamada vi al taxi trayendo a Ponky, Marci y Soledad.

El reencuentro fue hermoso, con mucha emoción, de abrazos sinceros, contenidos, con un caluroso día de escenario para esas palabras y saludos.
Fue algo que había estado esperando por mucho tiempo, y de inmediato salimos a caminar, recorrer un poco Puerto Montt, haciendo algunas compras restantes para Navidad, y luego tomamos el bus a Puerto Varas, en donde pudimos notar el cansancio; el de ellos, después de un largo viaje en bus; y el mío, gracias varias semanas difíciles en el trabajo, pero nada de eso importó mucho ese día.
Lo más asombroso de todo es darse cuenta que a pesar de la distancia y las vidas alejadas del otro, un reencuentro tras más de un año sin ver a otra persona (mi hermana), deja en claro los fuertes lazos de fraternidad, de amistad y amor que existe en mi familia. E incluso no fueron necesarias mayores conversaciones de cómo habían sido estos meses; bastaron saludos y momentos juntos para sentirnos como en casa, como que este año hubiera sido un "voy y vuelvo", con una vuelta a lo grande.

Ahora me siento feliz, como hace tiempo no me sentía, y muy agradecido de poder compartir con mi familia en Puerto Varas, en el hospedaje AMAC. Queda muy poco para Navidad y francamente estos días son el mejor regalo que haya podido tener.
Gracias a todos por leer y compartir estas vivencias conmigo.

lunes, diciembre 10, 2007

A un año de la muerte de Pinochet

El 10 de diciembre del 2006 fue una fecha que recorrió los canales de televisión y prensa de todo el mundo, y es que el ex-General y Jefe de la República, Augusto Pinochet Ugarte, dejó este mundo, luego de complicarse su estado de salud en el Hospital Militar. Tenía 91 años, y con él se fue una de las figuras más polémicas y controvertidas de la historia de Chile.
Es difícil encontrar una opinión sobre Pinochet que no se mezcle con la pasión, la emoción, los sentimientos, tanto a favor como en contra de su legado, de sus aciertos y errores, y quizás se debe en parte a lo que él mismo buscó en su vida; el poder, la gloria, admiración y quedar enmarcado como uno de los héroes, de los próceres de Chile.
Sin embargo, existen hechos indesmentibles con respecto a sus actos, que sin duda manchan el nombre y la imagen de estadista que tan afanosamente procuró forjar.
No es coincidencia, entonces, que Pincohet muriera justo en el Día Internacional de los Derechos Humanos. Una suerte de justicia... mmm... no sé bien la otra palabra... ¿Divina? ¿celestial? ¿natural? ¿casual?, bueno, como sea este señor nunca pasó un sólo día en la cárcel, y siempre logró burlarse de la justicia, ya sea amparado por sus abogados, sus oportunos problemas de salud, sus poderosos contactos en la política, y así otras tantas razones.
A un año de la muerte del ex-dictador veo que Chile ha ido dejando lentamente atrás una etapa oscura, de un hombre dispuesto a todo, literalmente a todo, en pro de sus intereses personales, económicos y familiares.
Pareciera que hoy en día Pinochet ya es parte del pasado, e incluso quienes fueron sus partidarios en su tiempo ya no desgarran vestimentas en apoyo al General. Claro, no es conveniente desde un punto de vista de objetivos electorales y de partidos mostrarse a favor de un hombre que en el último tiempo había sido desnudado de sus turbios negocios, cuentas bancarias, fraudes, y tantas otras cosas, que quizás nunca se lleguen a saber con certeza.
Pareciera que hoy en día es más provechoso conciliar un poco las posturas, y así surgen hechos impensados hasta hace algunos años, como figuras de la Derecha hablando a favor de Bachelet, o personas de la Concertación votando en conjunto con la Alianza.
Pero no nos engañemos. En todo esto hay mucho de oportunismo y conveniencia propia. Y la gente se da cuenta y es por ello que en las encuentas sigue cayendo el porcentaje de personas que se interesa en la política. Todavía hay mucha basura que sacar debajo de la alfombra, y con la muerte de Pinochet no necesariamente terminaron los conflictos y peleas políticas y ciudadanas. Más bien tomaron una forma más encubierta.

Personalmente creo que el legado de Pinochet va a ser visto de forma cada vez menos pasional y más objetiva, con el correr del tiempo; aunque espero que ello no signifique hacer borrón y cuenta nueva. Lamentablemente cuesta mucho aprender de los errores, pese a que la Historia se desvela y nos grita fuerte para que no volvamos a cometerlos. Por ello, es bueno cada tanto hacernos una revisión, un chequeo personal para poder darnos cuenta en qué estamos acertando y en qué estamos fallando; pese a que en su momento el nuevo diagnóstico nos pueda golpear y doler fuerte.

domingo, noviembre 25, 2007

La espalda


Es lo opuesto, lo contrario al rostro, a la cara que mira, y es por eso que esta parte del cuerpo es usada para reflejar lo antónimo a la transparencia, la claridad, lo que se hace a viva voz, no en secreto, “a espaldas”.
Lo cierto es que la espalda, ya sin la connotación anterior, es la parte del cuerpo en donde se aloja la columna y la médula espinal, es decir, la base, el sustento para que las extremidades puedan funcionar adecuadamente, guardando ese “algo” de misterio y belleza, tantas veces captado por los artistas en sus obras.
Entonces, por un lado tenemos a una figura que da pie al engaño, a la cortina sentimental, a la finta emocional, y por otro lado nos hallamos frente al marco protector y curvilíneo (en mayor o menor medida, depende…) del ser humano, y allí podemos ver la singular contradicción de un mismo elemento tomado en sentido figurado y literal, o también corporal. Y no deja de ser llamativo que esto se de en el hombre, quien es (quizás) la más grande de las contradicciones, en donde prácticamente todo lo imaginable e inimaginable puede convivir.


Pero quedémonos con el primer sentido, el simbólico, figurado, el de la espalda como lo contrario a la cara que mira, y es por eso, por la ausencia de vigilancia, que da pie para hacer cosas que no se harían de frente, por miedo. Sí, miedo a enfrentarse con una situación desagradable, molestosa; miedo a trastocar radicalmente la confianza (más o menos sincera) del otro; miedo a ser desenmascarados, despojados de las intenciones y planes secretos; miedo a materializar otros miedos que se generan por hacer las cosas a escondidas, teniendo siempre presente la posibilidad y probabilidad que algo pueda suceder con todo esto…
Pero a veces esas situaciones en donde aflora la verdad y la honestidad son necesarias, aunque duela decir esas cosas, porque al fin y al cabo, no se puede construir sobre cimientos en mal estado, de esos que día a día se agrietan y oxidan, y que claman por una renovación profunda, aunque muchas veces nosotros, arquitectos, constructores, maestros, etc; no nos damos cuenta o no queremos darnos cuenta de ello.

viernes, noviembre 02, 2007

El funeral



Mucha gente asistió al funeral de Sofía Retamal, una apreciada y reconocida, aunque no siempre querida, periodista y conductora de televisión. Entre los asistentes se pudo ver a familiares directos, vecinos, curiosos, ociosos, compañeros de trabajo, rostros y personajes públicos, incluso concurrieron políticos y artistas, además de las personas encargadas de oficiar la misa de descanso para Sofía. También hubo momento para los homenajes y palabras finales por parte de su hijo, de una antigua colega y de un senador. Lo curioso de todo, es que los discursos fueron dispares, incongruentes entre sí. Mientras el hijo habló de una madre ejemplar, devota de su familia, el senador manifestó su preocupación por la forma en que Sofía había educado a su descendencia; la periodista comentó en profundidad sobre los estudios en Europa de su colega, al tiempo en que el hijo lamentó que su madre no haya podido conocer más que su país (Chile) y Sudamérica.
No es de extrañar, entonces, el alboroto medianamente silencioso que se extendió entre los presentes, mezclándose la impotencia, el asombro natural y ensayado, el cruce ansioso de miradas y rumores, la respiración agitada y el nerviosismo, mientras el sacerdote al tanto de la complicada situación, invitó a todos a sentarse para concluir la ceremonia.
Al finalizar la misa, todas las personas se dirigieron al cementerio, en grupos diversos, con mayor holgura para expresar comentarios y opiniones acerca de la vida y sucesos de Sofía, algunos con fe sordomuda, otros reconociendo incertidumbre y nociones erradas.

Ya en el cementerio La Memoria Sofía fue sepultada lentamente, y la gente depositó muchas flores y algunos pedazos de papel con dedicatorias, preguntas y despedidas sobre su tumba. Pero las flores habían cambiado mucho ese día, gracias a llamadas urgentes a la florería, colores de último momento, pétalos deshojados, otras flores engrosando el ramo original, incluso algunas flores encontraron un triste destino en la basura. Y toda la gente abandonó el cementerio. Todos excepto Sofía.

martes, octubre 23, 2007

La guitarra

Vestida de su habitual funda de cuero, la guitarra de Antonio se erguía dolida, cansada, con la piel gastada de reuniones, cumpleaños, veladas románticas y ensayos. Le dolía el cuello y todo su cuerpo, por eso no cantaba más que suavemente, como quejándose de a poco. El joven había crecido con ella, aprendido a tocar, sentir, ver, con sus manos y esos dedos que bailaban armonía en sus cuerdas.
Luego de una serena conversación en forma de Preludio, decidió ayudar a su guitarra con una visita a un especialista, que la pondría en forma y la entrenaría para actuar frente al público siempre cambiante, de ese que no paga a la entrada, sino a la salida, con palmas y aplausos.
Tras unas semanas de reparaciones y arreglos en el taller de un reputado Luthier, la guitarra estaba de vuelta, vestida de juventud, engalanada con barniz, esculpida con ropas de ocasión.
Antonio la arrulló en su cuerpo, tocándola con suavidad, con energía, con ímpetu, mas la guitarra no respondía de la misma manera. Parecían haber sido en vano los días entre tallados, respuestos, brochas y retoques. Era extraño. El Luthier era lejos el más reconocido y célebre entre los músicos, y sin embargo, la guitarra seguía dolida, distante y cansada. Cuando el guitarrista se disponía a abrigar a su amiga con la funda, se dio cuenta de algo, de muchas cosas, y tomó nuevamente a su guitarra, aferrándola a su pecho, haciendo que ésta sonara un poco mejor,más aliviada. Nada habló con ella, pero entre ojos cerrados y dedos enamorados, le dijo: "Paciencia amiga... disculpa las molestias, pero ahora soy yo el que estoy en reparaciones"