Es otoño y hace frío afuera, y acá adentro también, bien adentro, desde donde escribo estas líneas; aquí, donde no alcanza el abrigo de un fuego lento y seguro; ahí donde siento un dolor obeso abriéndose paso, botando los recuerdos, castigando la mirada, avergonzando la voz, fatigando el pecho. Ese dolor espeso, que nace de una alegría que pudo ser y no fue; que fluye del espejismo de una sonrisa que se quedó en el ensayo, en el bosquejo fallido.
Sé que no falta mucho para el lluvioso invierno, pero me pregunto... ¿cuándo vendrá la primavera?
sábado, mayo 24, 2008
jueves, abril 17, 2008
¡¡Vacaciones!!
Qué bien suena esa palabra para mí... Y es que desden hace varias semanas que vengo esperando esta instancia, de días libres, lejos de la pega y ese ambiente que mentalmente me fatiga y corroe... y no deja de ser especial el hecho de que son mis primeras vacaciones pagadas.
Atrás quedaron esos años en que el verano era sinónimo de vacaciones, sol, lago y playa, y todo eso, y este verano no ocurrió así, por la sencilla razón de que todavía no podía salir de vacaciones... eso hasta ahora, 17 de abril, en que comienzan mis primeros días libres a sueldo, tiempo para compartir con la familia y los amigos, y reencontrarme con Viña del Mar, y en dos semanas más, con Concepción.
No sé si antes había tenido tanta necesidad de vacaciones como ahora, y es que me han pasado a cuenta estos meses de vivir en pensión (sobretodo en Puerto Varas), de clima cambiante e inmaduro, de ambiente encerrado y difícil en el trabajo, de estar solo, en fin; y anhelaba un break, una pausa prolongada para cargar las pilas y aprovechar de hacer cosas diferentes, retomar contactos, caminar, recorrer lugares, salir, etc. En fin, algo así como nacer nuevamente.
Honestamente, no sé si existe eso de la felicidad completa... pero creo que es bastante parecido a lo que siento en estos momentos en que escribo...
Saludos y gracias por venir!!
sábado, marzo 29, 2008
A propósito del Día del Joven Combatiente...
El revolucionario, el contestatario, como le gustaba hacerse llamar, está a punto de terminar con todas sus luchas, todos los combates que ha encabezado en el nombre de la justicia y los derechos del pueblo. Esta es la última lucha. Queda poco. La senda ha sido larga y compleja, pero ya se vislumbra el nuevo horizonte para él y los suyos. Libertad y justicia sin distinción... Y si la batalla termina, ¿ahora qué?. ¿No más paros, huelgas ni protestas? ¿Establecerse, sentar cabeza, acomodarse sin contestar, sin reclamar? ¿Ser mayoría, no minoría?
domingo, marzo 02, 2008
Un nuevo espacio
Una nueva morada. Eso es lo que tengo, lo que vivo desde ayer en la tarde, cuando me cambié de vivienda; de una pieza al interior de un hospedaje, a una cabaña independiente, para mí solo, y ello me hacía una falta enorme. Y es que más allá de estar viviendo en otro lugar, lo que me da energía, me anima, me motiva, es el hecho de poder tener un espacio propio, al cual llegar después de una jornada de trabajo (que generalmente me dejan muy cansado, mentalmente hablando...), y si no tienes ganas de hacer nada más que tenderte en la cama y escuchar algo de música sin que nadie te moleste, lo haces!!! O lo mismo si a mitad de la noche te baja el hambre, vas y buscas algo del refrigerador, o prendes la tele, el fin de semana te levantas más tarde, y puedes estar en pijamas todo el día; o hacer una tarde de películas y lectura, o concentrarte y retirarte un poco buscando la serenidad necesaria para escribir unas buenas líneas; invitar a tus amigos a comer algo, en fin, tantas cosas que muchos de ustedes, a lo mejor, dan por sentado, pero cuando uno comparte espacio con personas más o menos conocidas (no estoy hablando de familia ni amigos) forzosamente quedan de lado.
No puedo; sin embargo, dejar de reconocer los beneficios de haber vivido 6 meses en una pensión; como haber ahorrado dinero suficiente para permitirme viajes a Viña del Mar y Concepción, comprar ropa de ocasión, renovar la música (CD's, radio, audífonos...), un flamante Laptop (o mal llamado Notebook), regalos, adquirir nuevas herramientas para enfrentar situaciones adversas, etc. Pero ello estuvo bien por un tiempo, y francamente me harté de esa vida en comunión.
Y es que en esto del o los espacios compatidos o propios, me viene a la mente una frase acerca de vivir de verdad, y uno vive en plenitud cuando habita realmente lo que hace... Ahora quiero estar así por más tiempo.
Y como dice un franco amigo por ahí... Gracias por venir.
No puedo; sin embargo, dejar de reconocer los beneficios de haber vivido 6 meses en una pensión; como haber ahorrado dinero suficiente para permitirme viajes a Viña del Mar y Concepción, comprar ropa de ocasión, renovar la música (CD's, radio, audífonos...), un flamante Laptop (o mal llamado Notebook), regalos, adquirir nuevas herramientas para enfrentar situaciones adversas, etc. Pero ello estuvo bien por un tiempo, y francamente me harté de esa vida en comunión.
Y es que en esto del o los espacios compatidos o propios, me viene a la mente una frase acerca de vivir de verdad, y uno vive en plenitud cuando habita realmente lo que hace... Ahora quiero estar así por más tiempo.
Y como dice un franco amigo por ahí... Gracias por venir.
jueves, febrero 14, 2008
La Despedida
Llega el momento del adiós, de estrechar la mano, dar un beso, un abrazo, hacer un gesto, y hasta guiñar un ojo o voltear la cara sin mirar atrás, mientras las personas se van separando, siguiendo cada una su propio tiempo y distancia. Es la despedida y el hasta luego, pronto, siempre o nunca.
Pero supongamos que antes de todo esto vinieron las palabras finales, habladas o escritas, las contenidas, las calladas por temor, vergüenza, prudencia o conveniencia, y ante la inminente posibilidad de no comunicar lo guardado, se pronuncian a la persona, como un desahogo, abandonando la divagación mental de si será correcto o no hacerlo. Hay que aprovechar la ocasión.
Así, el funcionario que renuncia y el día de su partida le dice muchas cosas que su jefe jamás había escuchado; la futura novia que deja a su enamorado un papel en el bolsillo para que él la llame poco después; el paciente que minutos antes de terminar la consulta le confiesa un problema embarazoso al doctor; la madre que hace las paces con el hijo, sabiendo que se le acaba el tiempo de vivir en casa; así se hace uso del tiempo que queda antes de que el otro sea un recuerdo visual, para no tener ese arrepentimiento de no saber qué hubiera pasado si… Ahora que se dijo lo que se tenía que decir queda la espera de la respuesta, del sí, del no, del quizás, del no sé, del reencuentro o ese silencio que deja la separación definitiva.
Al momento del adiós la despedida puede tomar muchas formas, siendo las que más se recuerdan aquellas que se sabe darán paso a un buen tiempo sin verse, fotografiando mentalmente el rostro, el cuerpo, la voz del familiar, amigo o pareja. Muy distinto es tener sólo una voz al teléfono, un correo de vez en cuando, unas imágenes digitales, que tener la compañía de esa persona, aunque muchas veces no nos damos cuenta del valor de compartir, de vivir, de las situaciones y las cosas hasta que nos vemos privados de todo ello. Ojalá que no sea demasiado tarde para recuperar lo perdido, si es que no queremos perderlo para siempre.
Pero supongamos que antes de todo esto vinieron las palabras finales, habladas o escritas, las contenidas, las calladas por temor, vergüenza, prudencia o conveniencia, y ante la inminente posibilidad de no comunicar lo guardado, se pronuncian a la persona, como un desahogo, abandonando la divagación mental de si será correcto o no hacerlo. Hay que aprovechar la ocasión.
Así, el funcionario que renuncia y el día de su partida le dice muchas cosas que su jefe jamás había escuchado; la futura novia que deja a su enamorado un papel en el bolsillo para que él la llame poco después; el paciente que minutos antes de terminar la consulta le confiesa un problema embarazoso al doctor; la madre que hace las paces con el hijo, sabiendo que se le acaba el tiempo de vivir en casa; así se hace uso del tiempo que queda antes de que el otro sea un recuerdo visual, para no tener ese arrepentimiento de no saber qué hubiera pasado si… Ahora que se dijo lo que se tenía que decir queda la espera de la respuesta, del sí, del no, del quizás, del no sé, del reencuentro o ese silencio que deja la separación definitiva.
Al momento del adiós la despedida puede tomar muchas formas, siendo las que más se recuerdan aquellas que se sabe darán paso a un buen tiempo sin verse, fotografiando mentalmente el rostro, el cuerpo, la voz del familiar, amigo o pareja. Muy distinto es tener sólo una voz al teléfono, un correo de vez en cuando, unas imágenes digitales, que tener la compañía de esa persona, aunque muchas veces no nos damos cuenta del valor de compartir, de vivir, de las situaciones y las cosas hasta que nos vemos privados de todo ello. Ojalá que no sea demasiado tarde para recuperar lo perdido, si es que no queremos perderlo para siempre.
sábado, enero 19, 2008
Requiem por la Alta Fidelidad
Hace poco leí un interesante artículo aparecido en la última edición de la revista Rolling Stone (esa que tiene a los “tatas” Led Zeppelin en portada) acerca de cómo los avances tecnológicos en la industria musical han llevado, paradójicamente, a una de las peores épocas en cuanto a calidad de sonido se refiere. Y es que desde hace algo más de una década que se viene sacrificando la pureza sonora, los matices, las texturas, colores y formas de las canciones y los discos en pro de tener más volumen, más sonido… ejem, ruido, bulla, decibeles la mayor parte del tiempo.
Pero para entender este fenómeno hay que entender el contexto, y en eso mucho tiene que decir el estilo de vida desde hace algunos años en adelante, en donde todo es rápido, vertiginoso, ir de acá para allá, poco descanso, poco tiempo para uno mismo y las personas que uno quiere, poco tiempo para realmente escuchar música. Entonces, surgieron nuevos inventos en donde la música cupo perfectamente en aparatos cómodos y transportables (porta CD, I-pod, MP3 player, etc), o bien se adaptó al auto, al trabajo, la computadora, mientras el oyente continuaba haciendo sus quehaceres, y como en casi todas las labores cotidianas se debe lidiar con gran cantidad de ruido (micros, artefactos, bocinas, voces, etc), los discos desde mediados de los noventa comenzaron a verse incrementados en volumen, en distorsión, generando un sonido más plano que antes, hablando de los rangos de frecuencias con los que los ingenieros grababan las pistas; en gran parte debido al fenómeno de la Compresión.
En la música, la compresión consiste en limitar el rango sonoro, “levantado” las señales más débiles (o de plano suprimiéndolas si son muy bajas) y “bajando” las más fuertes, creando esta especie de planicie sonora; y esto se puede evidenciar claramente en los discos desde los noventa en adelante. Es cosa de escuchar What’s The Story… (Oasis), Hybrid Theory (Linkin Park), St. Anger (Metallica), Chinese Democracy (Guns N’ Roses), Medulla (Björk), Rockstar Supernova (idem); por citar algunos, para darse cuenta de esta saturación constante a los oídos, en donde a cada rato, casi frenéticamente, hay y hay algo sonando, y a veces cuesta distinguir entre los instrumentos, y claro, qué importa si uno está viajando o en el pub, la cosa es que suene; y si de compresión se trata, también está el fenómeno MP3, en el cual canciones son transformadas en base de datos aptos para lectura en el computador y otros dispositivos, y mientras más comprimido esté el archivo, menos pesa, y por ende, mayor capacidad para ser almacenados en CD’s, I-pod, etc.
Y pese a los avances tecnológicos, hoy siguen sorprendiendo gratamente los sonidos de antaño, de aquellos discos y canciones que tenían esa calidez, ese toque, esa sensibilidad y emotividad de músicos que trabajaban con instrumentos y equipos que hoy parecen pasados de moda, pero que; sin embargo, dieron y dan los mejores sonidos de todos los tiempos. Por ello seguimos escuchando “Time” (Pink Floyd), “Englishman In New York” (Sting), “Hotel California” (Eagles), “Private Investigations” (Dire Straits), “Stairway To Heaven” (Led Zeppelin), “Bohemian Rapsody” (Queen), “And You And I” (Yes), “Suite: Clouds, Rain” (David Gates) o “Enjoy The Silence” (Depeche Mode).
De todo esto se puede concluir algo muy atingente; la tecnología, por mucho que se desarrolle, no puede y nunca va a reemplazar al esfuerzo, al trabajo hecho con dedicación, al sonido logrado, detallado, captado en su preciso instante, en ese en que los músicos dieron lo mejor de sí para crear música para durar… para escuchar.
sábado, enero 12, 2008
Los turistas
Caminamos todo el día por lugares que parecían darnos la bienvenida con cada paso, mirada o fotografía que grabamos en sus espacios, y recorrimos buses, restaurantes y tiendas alegrándonos de ser turistas, porque un turista, en el sentido más privado de la palabra, es alguien que está de paso, que está y luego se va, sin comprometerse demasiado con el lugar, las personas que allí viven, ya que se debe continuar explorando y recorriendo otras partes.
Luego de nuestro paseo volvimos a nuestro hotel cargados de recuerdos y nuevas ropas, colmados de un satisfactorio y merecido cansancio. Y nos echamos con nuestras bolsas sobre la cama, riendo, alegres, mirándonos con juguetona complicidad, cuando en eso ella me vendó los ojos, y a lo mejor también vendó los suyos, pues la risa delataba sus actos, y dejamos que nuestras manos nos enseñaran una nueva forma de turismo.
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