jueves, febrero 14, 2008

La Despedida

Llega el momento del adiós, de estrechar la mano, dar un beso, un abrazo, hacer un gesto, y hasta guiñar un ojo o voltear la cara sin mirar atrás, mientras las personas se van separando, siguiendo cada una su propio tiempo y distancia. Es la despedida y el hasta luego, pronto, siempre o nunca.
Pero supongamos que antes de todo esto vinieron las palabras finales, habladas o escritas, las contenidas, las calladas por temor, vergüenza, prudencia o conveniencia, y ante la inminente posibilidad de no comunicar lo guardado, se pronuncian a la persona, como un desahogo, abandonando la divagación mental de si será correcto o no hacerlo. Hay que aprovechar la ocasión.
Así, el funcionario que renuncia y el día de su partida le dice muchas cosas que su jefe jamás había escuchado; la futura novia que deja a su enamorado un papel en el bolsillo para que él la llame poco después; el paciente que minutos antes de terminar la consulta le confiesa un problema embarazoso al doctor; la madre que hace las paces con el hijo, sabiendo que se le acaba el tiempo de vivir en casa; así se hace uso del tiempo que queda antes de que el otro sea un recuerdo visual, para no tener ese arrepentimiento de no saber qué hubiera pasado si… Ahora que se dijo lo que se tenía que decir queda la espera de la respuesta, del sí, del no, del quizás, del no sé, del reencuentro o ese silencio que deja la separación definitiva.


Al momento del adiós la despedida puede tomar muchas formas, siendo las que más se recuerdan aquellas que se sabe darán paso a un buen tiempo sin verse, fotografiando mentalmente el rostro, el cuerpo, la voz del familiar, amigo o pareja. Muy distinto es tener sólo una voz al teléfono, un correo de vez en cuando, unas imágenes digitales, que tener la compañía de esa persona, aunque muchas veces no nos damos cuenta del valor de compartir, de vivir, de las situaciones y las cosas hasta que nos vemos privados de todo ello. Ojalá que no sea demasiado tarde para recuperar lo perdido, si es que no queremos perderlo para siempre.